El tribunal no podrá probar el cohecho en sentido estricto puesto que las adjudicaciones al tramado de empresas se han hecho en Mesas Técnicas, en procesos negociados o en adjudicaciones directas de contratos menores. Todo legal (aparentemente) y en ninguno de esos lugares aparece Camps o los imputados directos. Si al final sale condenado por haber aceptado regalos, habrán ganado el tiempo necesario.
Jugar la baza de la honorabilidad del Presidente de los valencianos. Aunque quede demostrado que recibió unos trajes de empresas de sus amigos del alma, siempre dirán que es mentira, que los pagó en metálico y que no guarda las facturas como hace el 90% de los ciudadanos. ¡Es el presidente y no puede mentir! Ante la evidencia de que a las empresas que les sirvieron los trajes en sus domicilios les pagaron empresas de la trama, hablarán de doble contabilidad, de que el sastre se quedaría con los importes o cualquier cosa.
Al mismo tiempo, violentarán la convivencia política con tal de difundir la idea de que todo obedece a una campaña de la malvada oposición para ganar en el juzgado lo que no consiguen en las urnas. En este sentido, manifestaciones de apoyo, largos aplausos, cenas, discursos de su coro mediático y subvencionado será continuo. Además, saldrán “noticias” sobre administraciones socialistas que contrataron con empresas de la trama y “informaciones” periodísticas sobre reuniones previas de algún cargo socialista con el Bigotes o Correa e incluso, alguna “confesión” de un inspector de hacienda al que el gobierno socialista presionó para que investigara en determinada dirección. La confusión va a ser terrible. Al tiempo.
A medio plazo (con tiempo para las elecciones autonómicas) sustituirán a Camps, pero no será antes de convertirlo en un mártir de La Gran Conspiración que sabrá sacrificarse por el bien de los valencianos y su partido dimitiendo en el momento oportuno. ¡No se irá por corrupto sino por su grandeza política!
Para conseguir este objetivo el PP valenciano está dispuesto a que la clase política quede aún más desprestigiada de lo que ya está y a que pueda agravarse nuestra convivencia pacífica. Así, los enfrentamientos entre seguidores de los distintos partidos van a ir “in crescendo” como reflejo de las tensiones que se van a vivir en los políticos. No importa. Será fácil que en algún caso se llegue a las manos, y… ¡eso le vendría bien al PP!
Hasta aquí el diagnóstico. Ahora nos toca nuestra estrategia. Se admiten ideas.