lunes, 23 de julio de 2007

Fins sempre, Pep


Le conocí tarde. Únicamente cuatro años de fatigas en la más cruda oposición y un conocimiento estereotipado como dirigente político previamente al 2003. Y lo lamento, porque si algo destacaba en él, era que se estaba bien en su compañía. Llenaba cualquier reunión, y por supuesto la mesa. Me gustaba su sentido del humor y su bonhomía. Era grande, física y mentalmente. Pep, no creo en otra vida mejor, ¡qué más quisiéramos!, pero las personas pervivimos en los recuerdos que dejamos y te puedo asegurar que te recordaremos siempre con cariño. ¡Salud compañero¡

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