lunes, 23 de julio de 2007

Sobre el Comité Nacional del 21 de juliol

No habrá Congreso extraordinario. Así lo ha decidido el Comité Nacional por mayoría abrumadora. Yo fui la única persona (como ha recordado el propio secretario general y otros intervinientes) que pidió su renuncia y la celebración de un Congreso extraordinario en la anterior reunión de principios de junio. Lo hice de buena voluntad y como un gesto al electorado tras la catástrofe del resultado electoral. Lo mismo que han hecho los compañeros de Madrid En aquel momento ni los que ahora lo solicitan con urgencia, lo pidieron. Era lo coherente en ese momento y se hubiera interpretado bien por la ciudadanía. Hubiera sido una acto de generosidad voluntario del Ignasi Pla y su ejecutiva. No creo que hubiera pasado nada en ese momento.
Ahora la situación ha cambiado por tres hechos nuevos. El primero es que un ex-ministro, que se ha quedado sin empleo, parece que ha sido llamado a altos destinos en nuestro partido con la bendición del Presidente. El segundo es que Ignasi Pla ha anunciado que no se presentará a la reelección. Por si acaso llegaba tarde, el tercero es que Jorge Alarte anunció que sería candidato en un Congreso que no está ni convocado y que Ximo Puig se ofrece como precandidato a candidato.
Al ex-ministro Sevilla, que aún no ha dicho nada concreto, le apoyan mediante escrito reivindicativo Ricard Torres y nuestro secretario comarcal Josep Lluís de la Piedad que, desde mi punto de vista, no ha desligado lo suficiente lo que es una postura personal con el conjunto de la Agrupación Comarcal. Estoy seguro, por pura lógica proporcional, que no todos los militantes y cargos orgánicos seguirían tan ciegamente a Torres y Sevilla.
Pues bien, lo que era lógico y creo que beneficioso, el 28 de Mayo, ya no lo es tanto el 21 de julio por varias razones. En primer lugar porque hemos perdido dos meses y el tiempo importa. Si nos hubiéramos ido de vacaciones con una nueva ejecutiva, ésta podría dedicar el otoño a la precampaña política que será muy dura. Al no haberlo hecho coincidirían en el tiempo la precampaña del PP contra el gobierno central y nuestro periodo congresual. En segundo lugar, lo que el 28 de Mayo hubiera sido interpretado como un gesto de grandeza por parte de Ignasi Pla y de un partido que sabe asumir responsabilidades, se hubiera interpretado ahora como una derrota cainita de un partido fraticida que no respeta ni los acuerdos de sus órganos colegiados. Y en tercer lugar porque el calendario y plazos tienen que estar claros y asumidos para que todos tengan las mismas oportunidades. En caso contrario unos candidatos pueden pillar con el pie cambiado y falto de bagajes a posibles rivales.
Ahora la votación en el Comité Nacional ha sido abrumadora y clara con todos los requisitos democráticos. No habrá congreso extraordinario. Toca unión y todos a trabajar para contribuir a la victoria del PSOE del año próximo. El día que aprendamos que todas las posturas son defendibles en los órganos del partido y que no pasa nada por perder, pero que no hay que trasladar los debates internos a los medios de comunicación para establecer una posición de ventaja, habremos adelantado mucho. No sé si aprenderemos alguna vez.

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