miércoles, 5 de septiembre de 2007

La nebulosa sucesión

Publicado hoy, 5-9-07 ak Diari LEVANTE, por MANUEL MUÑOZ

Si lamentable es la situación de Compromís, cuyas desavenencias comentaba ayer en este mismo espacio, la de los socialistas valencianos merecería cuanto menos el calificativo de nebulosa. El secretario general, Ignasi Pla, candidato derrotado en las elecciones y cuyo liderazgo está en razonables vías de extinción, parece ejercer como si acabara de llegar al cargo. El congreso que debería elegir una nueva dirección para iniciar la renovación que debería ser coronada con la victoria electoral en 2001 ha quedado fijado en sus fechas ordinarias, en torno al verano de 2008. El candidato que parecía contar con los parabienes de la dirección federal del partido para hacerse con la bandera (el ex ministro Jordi Sevilla) continúa sin conseguir un incontestable y contundente apoyo de José Luis Rodríguez Zapatero. Finalmente, y sin que a todo esto Sevilla haya oficializado sus aspiraciones, que ya constituyen secreto a voces, proliferan los autopostulados totales o parciales. Por orden de aparición: Jorge Alarte, Joaquim Puig y José Luis Ábalos hasta ahora. Se ha argumentado reiteradamente desde el entorno del actual líder del PSPV que el cambio necesita tiempo y reposo. Entiendo lo del reposo, pero no lo del tiempo. Afortunadamente para sus militantes el PSPV sigue estando muy lejos de la cruenta batalla diaria a que se entregó en la segunda mitad de los noventa. Pero sospecho que si se alarga un poco esta dinámica de fuego lento no tardará en reventar la olla a presión. Y, en cualquier caso, la calma chicha de los socialistas no consigue enmascarar que se trata de un partido desarbolado a la espera de designar la figura que lo encabece. No falta quien dice que lo importante es el debate de las ideas y que el de las caras se resolverá una vez decidido el primero. Sin desdeñar la necesidad de la renovación ideológica en el PSPV, tengo para mí que, al igual que en Compromís, todos los sectores coinciden en las prioridades ideológicas. Las discrepancias están en las personas.

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