El asunto de la publicación en la SER del coste de las reformas en casa de Ignasi Pla ha hecho bueno el dicho de "Todos al suelo, que vienen los nuestros". Demuestra también que no hay nada peor que el "amigo" ofendido. I es que el hecho de que haya sido la SER y el ámbito territorial el del País Valencià suena a aviso para Zapatero en un territorio donde la noticia tampoco puede hacernos tanto mal. Por supuesto todo esto son elucubraciones puesto que no sabemos de qué torres lejanas y concretas haya venido el mensaje.
La conclusión es la tristeza. Este tipo de actuaciones inhabilitan a quien las hace (por maldad) y al que las recibe (por debilidad). Es esas estamos y mientras el PP haciendo campaña todos los días.
Que personas que han recibido créditos de trescientos millones en condiciones preferenciales (Zaplana), que estén imputados en procesos judiciales (Alperi y Fabra) o condenados en firme (Cartagena) o favorecidos en sus actividades personales (Olímpic) por grandes constructoras (caso de Alfonso Rus) hayan podido sonreir por esta especie de "fuego amigo" es para llorar. De indignación e impotencia. ¡Hala! Voy a tomarme un cubalibre de Ron Cacique para alegrarme.
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